Electrotécnica BLOCK, una oportunidad para que todo quede en familia

Fernando Fernández lleva casi 20 años en el taller. Aprendió sobre motores eléctricos, bobinados y trabajo en equipo. Los Toshiba son sus predilectos. Gastón Fernández llegó hace un año, con el título de técnico y muchas ganas de aprender. Su próximo desafío será la soldadura de rotores. Son padre e hijo y ambos están agradecidos con esta empresa familiar que prioriza los vínculos en los dichos, y en los hechos.

“Era una época brava. No había laburo pero justo acá habían puesto el galpón y necesitaban gente. Vine a traer la bobina de un secarropa y le pregunté a Daniel si tenía trabajo. Me dijo ´venite el lunes´. Eso fue en 2006 y acá estoy”, dice Fernando Fernández. Agradece haberse cruzado ese día con el dueño de Electrotécnica BLOCK y aún hoy valora la oportunidad que le dio. Si bien tenía algunos conocimientos sobre mecánica, con el tiempo se fue perfeccionando y hoy manipula piezas de “ferrocarriles, buques, gasoductos y generadores eólicos”. Gastón lo escucha atentamente y se sonríe: llegó al taller hace un año pero conoce el lugar desde que era chico y su padre lo llevaba a ese mundo de motores eléctricos donde hoy trabajan juntos.

Fernando se autodefine como un buscavidas que probó suerte con varios trabajos y hasta llegó a incursionar en la albañilería, construyendo 12 viviendas sociales a través de cooperativas vinculadas con el Plan Jefes en la década de 2000. Pero todo indicaba que su destino, y permanencia laboral, terminaría ligado a la familia BLOCK.

“Estuve 7 años trabajando en una empresa que fabricaba heladeras y vine con una bobina de un secarropas para que la arregle. Acá no había nada, en este galpón solo estaba la prensa”, cuenta, mirando la enorme grúa de 35 toneladas y el torno CNC que ahora tiene frente a sus ojos. “Le pregunto a Daniel por la bobina, que la tenía su hijo Germán. Yo andaba sin laburo, solo con changas, y le pregunte si tenía laburo y así se dio”.

Siempre estuvo en el área de mecánica, vinculado al desarmado de bobinas y la preparación del proceso de reparación. “Los primeros motores que agarré fueron los  D77, de ferrocarril, para desarmar y lavar. Hoy también estoy en la terminación y el desmicado” que requiere el proceso de bobinado.

 

Detrás del legado

Todo lo que tenga colectores llega a sus manos y “son todos distintos. Algunos vienen torneados nuevos, otros muy cerrados o están todos ligados y tienen muchas delgas”, comenta, refiriéndose a las cantidad de láminas de cobre que forman el colector de un motor eléctrico.

“Hay motores que son muy delicados. Los Toshiba me encantan porque la delga es perfecta, la haces cortita, son 180 delgas y va rápido. Son los más lindos”, explica con entusiasmo y el orgullo de poder transmitir esos saberes a Gastón, que aprende con rapidez y tiene su propia impronta.

Una experiencia enriquecedora que no imaginaba pero que siempre estuvo latente. Pablo y Germán Block cíclicamente le habían dicho que cuando terminara de estudiar lo tendrían en cuenta. Y así fue.

Gastón se recibió en la Escuela Técnica 2  como técnico en automotores. En febrero de 2023 acercó un CV a BLOCK, una sugerencia que ya le había planteando los propios dueños. Un año después cuenta que “entré a trabajar con Juan, en el desarme de bobinas y viendo cómo se empiezan a preparar, a limpiar colector, a sacar la bobina, a limpiar hierros y emparejar, en el proceso previo al bobinado”, describe el joven, de 22 años.

Curioso y con ganas de aprender, hizo de todo un poco. “Estuve en el área de campos y aprendí a usar todas las herramientas, a limpiar tornos, a manejar el puente grúa. Mi viejo me enseño a desmicar y estuve con Andrés viendo el armado de motores”, dice, mientras luce con orgullo el buzo con el logo BLOCK.

La escuela aporto conocimientos básicos sobre el uso de herramientas manuales y eléctricas pero “acá vemos motores eléctricos no de autos, como teníamos en el taller de Industrial”, aclara Gastón, con escucha atenta y espíritu colaborativo.

Observa, registra cómo trabajan a su alrededor, agenda el paso a paso de cada proceso y va poniendo a prueba sus habilidades. “Acá hay mucho compañerismo, mucha amabilidad. Me gusta aprender, obviamente el concepto de las partes de motores eléctricos es básico pero todo lo que es mantenimiento, y con bobinas de estas dimensiones, para mí fue todo nuevo”, admite con humildad mientras su padre lo mira con gesto de aprobación.

Por si quedaran dudas, insiste con la diferencia que hay entre la mecánica automotor y la industria pesada: “en los autos la única parte donde vez una bobina es en el burro de encendido, que es motor de arranque, es la misma bobina pero pesa 1000 kilos” contra el tonelaje que ahora ve a diario y se multiplican hasta 35 veces.

Recambio generacional

El objetivo de Gastón, en el corto plazo, es que “Miguel me enseñe a soldar los colectores”, dice, con expectativas y ganas de ir por más. Cuando termino el secundario hizo una capacitación en automatización en la Escuela Piloto.

“Pude seguir estudiando mientras trabajada; Pablo me dio la oportunidad”, destaca con gratitud. Le gustaría hacer la carrera de Ingeniería Industrial y dedicarse a la mecánica pero no es un plan inmediato ya que la carrera “demanda muchas horas y años, en algún futuro quizá. Me gustaría seguir con la mecánica que es lo que estudié”.

BLOCK es una empresa con mantiene firmes sus lazos familiares y apuesta a una continuidad generacional no solo desde la gestión sino que también lo traslada a sus trabajadores. Fernando y Gastón son un ejemplo de varios. “Gastón venía siempre los fines de semana, a ayudarlo a Juan Pedreira en el desarme de motores. Se ve que Pablo lo tuvo en cuenta y es algo que agradezco mucho, siendo yo parte de esta empresa donde estuvo tanta gente”, sostiene sobre el final, y muy emocionado, Fernando, invitándolo a Gastón a retomar la tarea.   Un rotor, como tantos otros, es testigo de ese recambio generacional que Electrotécnica BLOCK sostiene en sus dichos y en los hechos.