Micaela y Nahir, dos mujeres que hacen la diferencia en busca de la igualdad

Realizan “trabajo de hombres” a la par de sus compañeros. Con las mismas energías e idénticos resultados. Rodeadas de motores eólicos, ferroviarios y hornos cementeros, aprenden y a la vez enseñan. Tienen 26 y 21 años y siempre soñaron con pertenecer a Electrotécnica BLOCK. Son las primeras en abrir el juego en un taller superpoblado de varones y sus ganas resultan contagiosas.

Micaela Pacheco y Nahir Setz trabajan a la par de sus compañeros sin sentirse discriminadas.
 

Colocan alambres, encintan bobinas, manipulan cables de cobre y se mueven con facilidad entre motores de ferrocarriles, buques, gasoductos y  molinos eólicos. Lo hacen con pasión y entusiasmo pero al mismo tiempo se dan margen para soñar a lo grande. Se habían propuesto ser parte de Electrotécnica BLOCK y lo lograron. Promediando el 2021 convencieron a Daniel Block de que nuestra empresa, con más de 50 años de experiencia, debía vencer mandatos culturales y apostar por la igualdad de género. De ese modo, Micaela Pacheco y Nahir Setz se abrieron paso en un mundo poblado de hombres y se convirtieron en las primeras operarias de nuestros talleres.

Micaela siente que su trabajo marcha sobre rieles. “Hago campos D77, de los trenes. Les pongo aislación y los limpio. Se bobinar motores con alambre redondo” algo que ya conocía pero “acá es totalmente diferente porque todo es mucho más grande”, cuenta la joven de 26 años.

“Sabía bobinar motores pero acá me enseñaron técnicas con las manos, encintado de bobinas, en motores grandes de media tensión. Aprendí un montón de cosas”, admite por su lado Nahir Setz.

“Empecé con el tema de los bobinados por una cuestión de que me ofrecieron en un taller y me pareció interesante. No tenía ni idea lo que era un motor eléctrico así que, con miedo, me animé” y el trabajo es “espectacular, me encanta. No me imaginé que acá adentro hicieran semejantes cosas”, explica con entusiasmo Micaela.

 

Un mundo de hombres

 

Trabajar rodeadas de motores y herramientas no les resultaba ajeno porque venían de un taller dedicado a los motores eléctricos pero “en ese otro trabajo éramos todas chicas; ahora son todos hombres y nosotras dos. Creí que iba a ser más difícil pero nuestros compañeros son muy respetuosos, cuidan que no nos lastimemos ni hagamos fuerza y eso a una nos hace sentir bien, nos hace sentir seguras”, destaca Micaela, con energías contagiosas.

Lejos de sentirse discriminadas, plantean que “trabajar con compañeros varones está bueno porque no nos hacen diferencia”. “Nos incluyen en todo momento. Cuando hago los trabajos que hacen los chicos siento que lo puedo hacer igual que ellos”, añade Nahir, con extrema timidez.

Hoy son cada vez más las mujeres que hacen trabajos tradicionalmente reservados a los hombres pero, aun así, ambas operarias sabían que se anteponían a un enorme desafío.

“Yo pensaba que nos iban a discriminar por ser mujeres pero la verdad es que nos re cuidan o están pendientes de que no hagamos fuerza y no lo tomo a mal. Algunos dirán que no me dejan hacer nada porque soy mujer pero no, me están cuidando de que yo no me lastime”, valora Micaela Pacheco.

 

Todo un reto

 

Con el entusiasmo intacto y la firme decisión de competir en terrenos generalmente ajenos a las mujeres, asumen cada día con ganas de “seguir aprendiendo. De todos los trabajos que hago, me gusta todo, no hago diferencias y vimos esto como un desafío con Micaela porque queríamos trabajar acá. Por eso, cuando se nos dio la oportunidad, la aprovechamos al máximo porque veíamos como allá arriba y se nos dio por suerte”, destaca Nahir Setz, conocida por todos como “la Pipi” y dueña de una motricidad fina envidiable.

 

Nahir asegura que hace el mismo trabajo que los varones sin complicaciones

 

No conocen de pausas ni se ponen límites. “Quiero bobinar un motor con alambre, con planchuelas de cobre. Me encantaría y hasta no llegar ahí no voy a parar. Bobinar me gusta mucho”,  cuenta Micaela mientras acomoda uno de sus principales insumos de trabajo.

 

Trabajar a la par

 

“Como mujer siento que podemos trabajar a la par de los hombres sin ninguna complicación. Hay compañerismo y nos respetan pese a ser mujeres”, cuenta Nahir, subida al sampi que la trasladará al taller vecino, en busca de más trabajo.

Micaela reconoce que también tuvo que archivar sus propios prejuicios. Podemos trabajar a la par siempre y cuando nos respetemos y obviamente el trato hacia el otro tiene que ser de buena manera también. No por ser mujer voy a tener coronita”, expone, con una sonrisa.

 

Micaela sabe bobinar pero siente que cada día aprende algo nuevo.

 

Entiende la igualdad de género desde la igualdad, donde la receta sea “siempre trabajar a la par del otro, ayudándonos, sin querer sobrepasar al otro por ser mujer. Estamos los dos  iguales”, analiza, mientras se acomoda los anteojos y recuerda a su peluquero, que no dio en la tecla con los reflejos que le pidió.

 “Somos dos mujeres en una empresa con un montón de hombres. Parece raro, pero no. Es re interesante y hasta los patrones nos cuidan un montón también, siempre con todos los cuidados y eso a mí me hace sentir orgullosa y bien”, agrega Micaela.

 

Lejos de haber machismo, Nahir y Micaela encontraron compañerismo y respeto en BLOCK.

 

Le encanta usar tacos y va por la vida decidida a romper mandatos. “Creí que iban a ser más machistas pero fue todo lo contrario. Nuestros compañeros siempre están haciendo o diciendo cosas para que al final del día nos vayamos contentas de acá adentro y eso está bueno”, dice sobre el final Micaela, que enfrentó su primer desafío con el motor de un buque pesquero y hoy encara bobinas de ferrocarriles, cementeras y siderúrgicas.

Micaela y Nahir, dos mujeres que abrieron el camino y que lograron hacer la diferencia en busca de la igualdad dentro de Electrotécnica BLOCK.