Ricardo Jouliá, el maestro de las bobinas

Llegó hace 16 años a Electrotécnica BLOCK con muchas expectativas pero prácticamente sin experiencia. Hoy es el responsable del área de fabricación de bobinas de corriente continua y media tensión. Moldea piezas de trenes, submarinos, pesqueros, hornos cementeros y eólicos. La escuela de oficios fue un nexo impensado y Daniel Block, su gran mentor.

Jamás se imaginó en ese taller que tanta intriga y admiración le generaba al pasar por el PIO terminaría siendo como su casa. Lejos de la fábrica de mosaicos, del corte a medida de cerámicas o del arreglo de calefactores. Nunca sospechó, tampoco, que una escuela de oficios podía ser el puente ideal para llegar a semejante universo de motores eléctricos de todo tipo y tamaño.  “Un profesor me dijo que Daniel Block estaba buscando gente y me presenté”, dice Ricardo Jouliá, aún con cierta cuota de incredulidad. Es que el dueño de Electrotécnica BLOCK tenía más fe en sus capacidades que él mismo y no se equivocó. Lleva 16 años en la empresa y hoy es el encargado del área de fabricación de bobinas de corriente continua y media tensión.

Piezas de trenes, submarinos, pesqueros, hornos cementeros y eólicos pasan y han pasado por sus manos. Sin embargo, asume que cada  motor es único y se plantea como un nuevo desafío. “Son cosas enormes, muy grandes que en el taller las vemos como muy normal pero no es así. No es fácil lo que estamos haciendo”, admite Ricardo, con 55 años y una paz envidiable.

La previa

“Siempre se lo agradecí a Daniel hasta el día de hoy en que ya no está. Sin tener estudios nunca pensé que iba a hacer bobinas y a tener gente a cargo. En ese tiempo hacíamos de corriente continua de ferrocarril el D77 con la ayuda de él”, comenta con los ojos vidriosos. La huella de Daniel Block, que falleció en noviembre, está grabada en cada rincón de ese taller que llega a todo el país y también a Sudamérica.

No hizo el secundario. Cuando termino la escuela primaria, había mucha demanda de oficios y antepuso el trabajo a los libros. “Hoy me arrepiento. Con los años uno se da cuenta de que los estudios son importantes en la vida de una persona. No lo dejo cerrado pero a esta edad hay que hacerlo con mucho compromiso”, plantea Ricardo, mientras le da tiempo a la máquina que tiene enfrente para que levante temperatura y pueda moldear las bobinas que acaba de preparar.

Hizo de todo un poco y en su abanico laboral hubo intermitencias. Cuando “salí de la colimba entré a una fábrica de mosaicos” hasta que la crisis de 2001 lo dejó sin empleo y mientras había pequeños bobinados en su casa o salía a cortar pasto se anotó en el Instituto de Formación Profesional 401.

“Empecé a hacer cursos de electricidad, bobinado, refrigeración” para tener otras herramientas que le permitieran llevar al pan a casa, donde estaban su esposa e hija.

Los inicios

Las vueltas de la vida hicieron que finalmente estuviera parado frente al dueño de Electrotécnica Block, viendo qué hacer en ese lugar que tanto le atraía. “Daniel me dijo si entendía algo de corriente continua. Yo bobinaba pero era limitado lo que hacía. Eran trabajos chiquitos. Cuando vine él me mostró el taller. Había solo dos personas: Miguel y Juan, más el encargado. Todo esto no existía”, observa mientras hace un paneo sobre esa enorme nave industrial que deleita a propios y ajenos.

A los pocos meses, el responsable del sector se volvió a La Plata y ése fue un momento bisagra que le cambió la vida. “Hoy estoy como encargado del sector de fabricación de bobinas de corriente continua y media tensión. Nunca me imaginé. Cuando venía a Cerro Negro veía el otro galpón, porque todo esto no estaba, y decía ´qué lindo trabajar en un lugar con esa comodidad´ sin saber todo lo que se hacía adentro. Y acá estoy”, apunta sonriendo y encogiéndose de hombros.

“Todos los motores son distintos”

Tiene mucha paciencia, es metódico y extremadamente detallista. “Este trabajo requiere de mucha mano de obra, todos los motores son distintos”, argumenta. Poco a poco fue venciendo sus temores y cobró la confianza que Daniel Block siempre vio en él.

“Mejoramos muchas cosas. Con su ayuda, diseñamos el D25, un motor de tren de carga que cuando lo hicimos vino una persona que nos dijo que el día que pudiéramos hacer andar lo llamáramos. Es un generador muy difícil porque tiene muchos detalles: prensado, balancinados que van en espejo, tiene que combinar y estar todo justo. En este trabajo hay que tener seguridad porque donde se corta material, si le erramos o balancinamos mal, hay que tirarlo”, explica Ricardo, pendiente del reloj que cronometra el trabajo que está haciendo.

“Daniel hizo eso y otras tantas cosas impensadas. Acá la gente en Olavarría no tiene idea de todo lo que hacía y hace Block”, señala el maestro de las bobinas que Block supo ver hace 16 años y el tiempo terminó dándole la razón.